La desinhibición: conductas inapropiadas.

La desinhibición se caracteriza por la aparición de conductas que resultan inapropiadas, por ejemplo: mostrarse demasiado familiar con extraños, usar un vocabulario más rudo o con palabrotas, mostrar un comportamiento infantil o poco adecuado, etc. La irritabilidad, junto con la habilidad emocional, pueden desembocar en dificultad para reprimir y controlar las acciones.

La desinhibición social consiste en hacer comentarios fuera de lugar a personas o en momentos poco propicios, como si el paciente hubiera perdido la vergüenza o no tuviese en cuenta las normas sociales y se aventurara a hablar u opinar sin importarle lo que los otros puedan pensar o sentir. La persona no puede reprimir ni controlar sus propios impulsos y actúa sin importarle las consecuencias de sus acciones.

Como todas las alteraciones conductuales, la desinhibición social puede darse en diferente intensidad, de modo que puede aparecer como cambios sutiles o suponer un gran cambio en su personalidad, teniendo consecuencias a nivel social.

¿Cómo debemos actuar ante la desinhibición?

Estas son algunas pautas a tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a estas conductas:

• Ignorar los comentarios inapropiados en el momento en el que se producen.
• Es importante reconducir las conversaciones o cortar, si es necesario, en situaciones en que la persona habla sin parar.
• Evitar reírnos de las conductas graciosas (chistes o piropos).
• Evitar incitar a la persona a que cometa este tipo de comentarios o conductas para no fomentarlas.
• Se debe intentar cortar la interacción ante situaciones en las que el paciente se tome demasiadas libertades con personas que no son cercanas.